lunes, 27 de agosto de 2018

Al enemigo hay que tenerlo cerca, pero no tanto que te pueda clavar una puñalada por la espalda o en el estómago.



Se dice que es mejor rodearse de amigos que de enemigos, y esto es cierto, entre los amigos se ayudan, se protegen y tratan de apoyarse unos a otros buscando el bien común; cuando deben dinero pagan sus deudas, es decir son agradecidos y tienen palabra de honor.

Pero también se dice, que al enemigo hay que tenerlo cerca, esto se refiere que es mejor no perderlos de vista, seguirles los pasos porque en cualquier momento nos pueden traicionar.

La historia está llena de traiciones, por el poder se traiciona, también por venganza o revancha se traiciona, traigo a colación la frase: “te perdono pero no olvido”, eso denota que en cualquier momento “me la vas a pagar”.

En la política de todas las culturas, ha habido grandes traiciones y complicidades, llegando en todas ellas hasta la muerte de las personas que les estorbaban para conseguir sus propósitos, magnicidios; como quién dice, “si no están conmigo, están contra de mí”.


Saludos, hasta la próxima semana.

miércoles, 22 de agosto de 2018

El sembrar implica un gran esfuerzo; pero el cosechar, los éxitos, es toda una satisfacción.



Limpiar la tierra, arar, sembrar, etc., todo requiere de un gran esfuerzo, pero el cosechar los frutos o semillas, nos llena de satisfacción y de gran orgullo el haber cultivado la tierra, que en el momento de la cosecha se nos olvida lo que involucra dicho proceso y nos da ánimo para comenzar nuevamente con la siguiente temporada.

Así, son todas las actividades en la que el trabajo nos demanda un gran esfuerzo, pero al ver los logros y metas alcanzadas, nos vuelve a dar las fuerzas para comenzar nuevamente con nuevos proyectos, ideas o porque no, continuar con lo que siempre hemos hecho que nos satisface y nos enaltece.

El trabajo, como el estudio, demanda pasión, esfuerzo, tenacidad, perseverancia, responsabilidad y cumplimiento con las tareas encomendadas, para alcanzar los objetivos y metas, que cada quién se haya trazado.

Parafraseo un slogan el cuál dice: “Como el viejo decía, si las cosas que valen la pena fueran fáciles, cualquiera las haría”. Por lo tanto, todas las personas tenemos algo que hacer con nuestras vidas, ocuparnos en una actividad que con esfuerzos logremos cosechar nuestros anhelos y ambiciones.


Saludos, hasta la próxima semana.

lunes, 13 de agosto de 2018

Que la obsesión no se vuelva una obstinación, porque se puede convertir en frustración y, ésta, en desesperación y ansiedad.



La obsesión, hasta cierto punto es buena, es pasión, porque perseveras en algo que deseas hasta conseguirlo; muchos han tenido una idea y no descansan hasta verlo concretado.

Thomas Alva Edison, uno de esos hombres tenaces y apasionados, que tuvo la idea de la bombilla incandescente, estuvo experimentando una y otra vez, hasta conseguir inventar el foco.

La obstinación es sinónimo de terquedad, una persona terca es aquella que se empeña en conseguir algo muchas veces en contra de la razón, hasta el grado de llegar a la tozudez.

Un hombre frustrado es aquel que no ha logrado conseguir las metas de sus objetivos planteados, por más empeño que le haya puesto, llegando hasta la desesperación y la ansiedad.


Saludos, hasta la próxima semana.

jueves, 9 de agosto de 2018

Un hombre que ayuda en los quehaceres del hogar, para las mujeres él es un Superman; pero, para los otros hombres él es un súper-mandilón.



Cuando la esposa trabaja es bueno que los hombres la apoyen en las tareas del hogar, es corresponsabilidad de ambos, o también, cuando es la mujer la única que trabaja es responsabilidad de los hombres atender en todo lo relacionado con el hogar.

Pero, se corre el riesgo que una buena costumbre se vuelva una obligación y no una responsabilidad, es decir, cuando el hombre acostumbra a la mujer a abrirle la puerta del carro, por ejemplo de novios, y luego éste ya no lo hace de casados, entonces vienen los reproches.

También, cuando desde niños los padres les enseñan a los hijos a levantar su plato de la mesa para llevarlos al fregadero, ya de casados los hombres lo siguen haciendo, levantando sus platos de la mesa y llevándolos al lavadero; entonces, poco a poco las mujeres le van acercando a su lugar los sartenes, ollas y hasta sus platos para que los levanten de la mesa.

No digo que esté mal ayudarle a las esposas, no claro que no. Puesto que ellas son las que hacen la comida, lavan los trastes, la ropa y todos los demás quehaceres, entonces con algo los hombres debemos de ayudarlas, pero que por lo menos nos lo pidan. Sino, hay que contratar a alguien que lo haga, al fin que por allí se dice que: “las sirvientas y los niños, son la alegría del hogar”.


Saludos, hasta la próxima semana.