viernes, 23 de septiembre de 2016

Un consejo de adulto ignorado en la vida,
es una sentencia cumplida.



Tal parece que una advertencia de un riesgo que pueda suceder, sea una maldición o es querer echarle la mala suerte a alguien, pero no es el caso, porque si esto llega a pasar, viene la clásica palabra “te lo dije”.

De allí el dicho: “el que no oye consejo, no llega a viejo”. Tantas veces los padres les dicen a sus hijos “no te subas a la escalera o no brinques en las camas, porque te vas a ca…er” y ni bien acaban de decir las palabras, cuando el niño ya se cayó.

Y no es que sea de mala suerte o que desean, que algo malo suceda, sino que es la experiencia y siempre el minimizar los riesgos, es algo intuitivo de los adultos; pero, también dice el refrán: “nadie escarmienta en cabeza ajena”.

Por eso, los riesgos hay que minimizarlos, ¿cómo?, poniendo avisos o señales para prevenir accidentes, en el hogar, en las oficinas, en las industrias, en las carreteras, en la navegación aérea y naval, así como en cualquier actividad que conlleve un riesgo, por ejemplo en el ámbito deportivo.

Dice un eslogan: “después de un accidente, ya nada es igual”, efectivamente la persona sufre un trauma, emocional y físico, que lo dejan marcado para toda su vida.


Saludos, hasta la próxima semana.

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