Un consejo de adulto
ignorado en la vida,
es una sentencia cumplida.
Tal parece que una
advertencia de un riesgo que pueda suceder, sea una maldición o es querer echarle la
mala suerte a alguien, pero no es el caso, porque si esto llega a pasar, viene la clásica
palabra “te lo dije”.
De allí el dicho: “el que
no oye consejo, no llega a viejo”. Tantas veces los padres les dicen a sus
hijos “no te subas a la escalera o no brinques en las camas, porque te vas a ca…er”
y ni bien acaban de decir las palabras, cuando el niño ya se cayó.
Y no es que sea de mala
suerte o que desean, que algo malo suceda, sino que es la experiencia y siempre el minimizar
los riesgos, es algo intuitivo de los adultos; pero, también dice el refrán: “nadie
escarmienta en cabeza ajena”.
Por eso, los riesgos hay
que minimizarlos, ¿cómo?, poniendo avisos o señales para prevenir accidentes,
en el hogar, en las oficinas, en las industrias, en las carreteras, en la navegación
aérea y naval, así como en cualquier actividad que conlleve un riesgo, por
ejemplo en el ámbito deportivo.
Dice un eslogan: “después
de un accidente, ya nada es igual”, efectivamente la persona sufre un trauma,
emocional y físico, que lo dejan marcado para toda su vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario