Ser culto y letrado, no te
hace más inteligente; la inteligencia es la habilidad en la toma de decisiones y
en la estrategia para solucionar problemas, además de la discreción, la
diplomacia y el conocimiento.
La persona inteligente
respeta, tiene un buen trato y habla bien de los demás; si alguien no tiene
nada bueno que decir, es mejor quedarse callado.
Dice el refrán “por la
boca muere el pez y el hombre por la palabra”.
Saludos, hasta la próxima
semana.
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