viernes, 5 de agosto de 2016

Con la autoridad no hay dialogo ni se discute, se impone; para no perder el respeto y el mando.



Dicen que, “para saber mandar, hay que aprender a obedecer”, ese principio se aplica en los Colegios Militares y también, se debe de aplicar en los hogares, porque un buen hijo será un buen padre y una buena hija será una buena madre.

Los padres queremos ser amigos de nuestros hijos y de nuestras hijas, para que nos tengan confianza y nos cuenten sus cosas, pero los hijos no nos ven como amigos, porque a un amigo no se le manda ni se le obedece, nos ven como padres.

Ellos nos ven con autoridad y que nos deben respeto, pero si no cumplimos que esa expectativa, nos ven cómo un “Don Nadie”, alguien sin autoridad y sin carácter, como en la película “Gutiérritos”.

Qué pena cuando un burócrata que trabaja en el Gobierno no tiene autoridad y ni lo ven con respeto, porque no saben mandar y nunca aprendieron a obedecer de niños o de jóvenes. Por eso, cualquiera los quiere mangonear.

Un gobierno debe imponer su autoridad, si no corren el riesgo de caer en la anarquía; nunca deben de pedir permiso y que les hagan su trabajo. Si no saben gobernar que renuncien y pongan a otra persona con más capacidad para resolver los problemas.

Los problemas se deben de resolver con autoridad inmediatamente, porque después se hacen más grandes; si cortas una cabeza, debes de contar con otra, igual o mejor, con quien tengas que negociar, para que no surjan diez cabezas más, con quienes debas llegar a un acuerdo; y, eso sí que es un gran problema.



Saludos, hasta la próxima semana.

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