Con el pensamiento puedes
construir;
pero, con las palabras
puedes destruir.
Cuantas grandes ideas han
surgido de un pensamiento, pero también pueden surgir malos pensamientos; que,
mientras no se digan o se escriban no pasa nada.
Las palabras tienen una
gran fuerza, pueden hacer el bien con buenos comentarios o pueden herir y dañar
a alguien con la intención de lastimarla.
Muchas veces se lastima a
alguien sin querer, pero otras se tienen toda la intención y el dolo para
hacerlo, como dicen con premeditación, alevosía y ventaja.
¿Por qué?, porque no existen
los argumentos necesarios para comunicarse las desavenencias y llegar a un buen
acuerdo, también por envidias y celos; no sólo por el hecho de que alguien le
cayó mal a otra a simple vista, surgen los comentarios y chismes con la mala
intención de dañar a la persona.
Un chisme puede llegar a
causar tanto daño que un golpe, puede destruir moralmente a alguien, en su
entorno familiar, laboral o escolar.
El que inventa un chisme puede
incluso provocar un suicidio, porque no vio bien o creyó ver lo que él se
imaginó, no sabe la dimensión del daño que puede causar.
Hay un refrán que dice: “no
hagas cosas buenas que parezcan malas, ni cosas malas que parezcan buenas”,
porque depende el punto de vista de quién las interprete, es decir, una persona
mal intencionada puede hacer ver a otras una mala acción, siendo que quizás no
vio bien de que se trataba.
Por eso, se debe tener
cuidado con lo que se escribe o se dice de alguien, porque el daño realizado no
se puede revertir, es como cuando se quiebra un vaso no puedes pegar todos los
fragmentos, se ven las grietas y ya no sirve para contener el agua.
Saludos, hasta la próxima
semana.