viernes, 29 de abril de 2016

Con el pensamiento puedes construir;
pero, con las palabras puedes destruir.



Cuantas grandes ideas han surgido de un pensamiento, pero también pueden surgir malos pensamientos; que, mientras no se digan o se escriban no pasa nada.

Las palabras tienen una gran fuerza, pueden hacer el bien con buenos comentarios o pueden herir y dañar a alguien con la intención de lastimarla.

Muchas veces se lastima a alguien sin querer, pero otras se tienen toda la intención y el dolo para hacerlo, como dicen con premeditación, alevosía y ventaja.

¿Por qué?, porque no existen los argumentos necesarios para comunicarse las desavenencias y llegar a un buen acuerdo, también por envidias y celos; no sólo por el hecho de que alguien le cayó mal a otra a simple vista, surgen los comentarios y chismes con la mala intención de dañar a la persona.

Un chisme puede llegar a causar tanto daño que un golpe, puede destruir moralmente a alguien, en su entorno familiar, laboral o escolar.

El que inventa un chisme puede incluso provocar un suicidio, porque no vio bien o creyó ver lo que él se imaginó, no sabe la dimensión del daño que puede causar.

Hay un refrán que dice: “no hagas cosas buenas que parezcan malas, ni cosas malas que parezcan buenas”, porque depende el punto de vista de quién las interprete, es decir, una persona mal intencionada puede hacer ver a otras una mala acción, siendo que quizás no vio bien de que se trataba.

Por eso, se debe tener cuidado con lo que se escribe o se dice de alguien, porque el daño realizado no se puede revertir, es como cuando se quiebra un vaso no puedes pegar todos los fragmentos, se ven las grietas y ya no sirve para contener el agua.



Saludos, hasta la próxima semana.

viernes, 22 de abril de 2016

Entre más pienses una idea, nunca la llevarás acabo; porque, no hay peor idea, que aquella que no lo intentas.



Continuando con la frase de la semana pasada, cuando uno piensa más una idea, ésta más tarda en llevarse a la práctica.

Le damos vueltas y más vueltas a la idea, y más dudamos en llevarla a cabo.

¿Por qué?, porque no tenemos la suficiente confianza en nosotros mismos, el temor a que la idea no dé los resultados que esperamos.

Miedo a quedar mal, a fracasar, a las críticas; esas ideas negativas debemos desecharlas, por el contrario debemos de pensar positivamente, que tus ideas son buenas y que si no funcionan será por algún error, que se debe de encontrar para no cometerlo o repetirlo.

Si se falla no es por la mala suerte, sino porque no se hizo un buen estudio de los riesgos y de la ubicación de las probables amenazas en su entorno.

Se debe de hacer un buen estudio de los “pro” y “contra” de las ventajas y desventajas, realizar un marketing, no aventarse nomas por nomas. Una idea bien planeada tiene garantizado el éxito, con los objetivos bien definidos y los alcances bien determinados.

Una idea debe considerar, tenacidad, constancia y perseverancia, para satisfacer la calidad del entregable, sea este un servicio o un producto, así como la atención del usuario, cumpliendo siempre con los requisitos establecidos.


Saludos, hasta la próxima semana.

viernes, 15 de abril de 2016

Una idea no deja de ser un pensamiento; pero,
un pensamiento puedes hacerlo realidad.



Muchas veces hemos tenido buenas ideas, pero por desconfianza y dudas, no la hemos llevado a la práctica; sobre todo por miedo a fracasar, a perder una inversión y arriesgar dinero, que quizá no logremos recuperar.

Lo primero que uno piensa son ideas negativas, que tal si me va a ir mal, que tal si no “pega” el negocio, en cuanto tiempo voy a recuperar mi inversión, etc., son algunas de las dudas que nos surgen inmediatamente para no arriesgarnos y no confiar en nosotros mismos.

Tal vez, si tenemos a alguien que nos empuje a emprender dicha empresa, dándonos ánimos, logre motivarnos a dar el paso definitivo para arriesgarnos; y, además dice el refrán “el que no arriesga, no gana”.

Muchas ideas se quedan en un pensamiento y no se materializan porque no la expresamos o no tenemos el respaldo de alguien, que nos dé la confianza que necesitamos, para invertir nuestro tiempo y dinero.

También, porque no queremos salir de nuestro estatus de confort, no hacemos nada por arriesgarnos; pero, la necesidad muchas veces nos obliga a ser emprendedores.

Debemos de sentirnos satisfechos por los logros y ¿por qué no?, por los fracasos o tropiezos que tengamos en llevar a cabo nuestras ideas.

Y qué tal si le “pegas” al negocio, qué tal si tienes éxito en lo que emprendiste, serías feliz; pero, serías muy infeliz y muchas veces te atormentaría la idea toda tu vida, de por qué no te arriesgaste. Qué tal si lo hubiera hecho, qué tal si lo hubiera dicho, por eso dicen que él hubiera no existe.


Saludos, hasta la próxima semana.

viernes, 8 de abril de 2016

Tiempo pasado y tiempo presente, son lo mismo;
lo que cambia es la gente.



Muchas veces hemos escuchado decir: “antes era mejor que ahora”; pero, yo creo que los tiempos no cambian, porque los refranes o los dichos aplican tanto para los tiempos pasados como para los actuales y, no pasan de moda.

Alguna vez, cuando jóvenes, siempre hemos dicho: “eso era antes, ahora son otros tiempos”, para no aceptar y hacer las cosas, “como Dios manda”. Antes y ahora, siempre se ha querido hacer las cosas a la mejor conveniencia de cada quién, no es necesario conocer mucho de ética y de moral; así como de las buenas costumbres, para aplicarlas.

Pero, no cabe duda que las cosas salen bien, cuando se hacen con sabiduría, la gente con más edad tienen más experiencia y, por lo mismo, deben ser escuchados y se les deben hacer caso a sus consejos, para no cometer algunos errores en la vida. Como dice el refrán, “el que no oye consejo, no llega a viejo”.

Pero por lo mismo, “nadie escarmienta en cabeza ajena”, y así, muchos cometen el error de equivocarse y entonces, se deben de atener a las consecuencias y de lidiar con los errores.

Por eso, no hay que escudarse en que, “ahora son otros tiempos”, ni tampoco en que, “tiempos pasados fueron mejores”, sino que se deben hacer las cosas con responsabilidad y hacerlas bien, para no cometer dichos errores, en el que se pueda uno arrepentir; pero, una vez que “se hace, hecho está”, ni modos de echarlo para atrás, sino que se deben de asumir las consecuencias.

Cuando las cosas salen bien ¡qué bueno!; pero cuando salen mal, ya no se vale decir “¡te lo dije!”, porque nunca hubo una buena comunicación, para dar un buen consejo y que las cosas salieran bien, o porque también no se supieron decir, para darlas a entender, o por la otra parte, no se quiso escuchar y se hicieron de “oídos sordos”, o como dicen “le entró por un oído y le salió por el otro”.

También he visto con el tiempo, que las propiedades cambian de dueño; las casas, los departamentos y las tierras, las gentes que las habitan nunca serán las mismas, compran, viven un tiempo, venden y se van, o se las heredan a sus hijos, pero la gente cambia, tanto de lugar como de forma de pensar, adquieren y se adaptan a otras costumbres, a diferentes formas de actuar y de pensar, quizás sean más amables o no, pero ya no son los mismos.

De igual manera, la gente cambia con el tiempo su forma de actuar y de pensar, más cuando se casan y llegan a tener hijos, adquieren más responsabilidades y ya no piensan igual que cuando eran solteros. Los hijos hacen cambiar a la gente, por eso los padres dicen, “ya verás cuando tengas tus hijos”, y aquí cabe decir también “no es lo mismo ser padres que ser abuelos”.


Saludos, hasta la próxima semana.

viernes, 1 de abril de 2016

EL TIEMPO VUELA


Obra: El tiempo vuela
Tamaño: 25 x 35 cm.
Técnica: Pintura Acrílica

Esta pintura la terminé el 18 de marzo de 2016, la idea es, de que el tiempo pasa muy rápidamente.

Tan rápido se nos va el tiempo, que muchas veces decimos que “el tiempo se me fue volando”, es decir, que estamos tan ocupados que no nos damos cuenta de la hora.

Por eso, represento el tiempo con seis relojes con alas volando hacia el infinito, es decir partiendo de la tierra hacia el sol sobre el mar, así como las aves que vemos en las playas, en los atardeceres, volando quizá hacia alguna isla o a sus nidos en otro lugar de la playa, pero no sabemos hacia donde van.

Así es la vida, se nos va tan rápido que no nos damos cuenta y estamos tan ocupados todos los días, que, desde que amanece hasta que anochece, el día se va como “agua entre los dedos” y, si no lo aprovechamos es “tiempo perdido” y jamás lo volvemos a recuperar.



Saludos, hasta la próxima semana.