El árbol por sus frutos se
conoce y el hombre por sus obras, y, sus acciones.
Un gran hombre es generoso
y bondadoso, busca el bien de los demás sin esperar recompensa alguna, más que la
gratitud de la persona agradecida por la ayuda, y lo bendice ante Dios.
Son loables sus obras que
perduran a través del tiempo, en la memoria de quienes lo conocieron y que dan
testimonio de dichas obras en los libros, que narran su vida y sus acciones, que
bien merecen ser reconocidos.
Considero que es mejor ser
recordado, como un ser humano que hizo el bien, bendecido por muchos; que
alguien, maldecido por otros muchos, que hizo sufrir y que torturó física o psicológicamente,
para hacerse del poder.
Una fruta dulce te da
gusto paladear y disfrutar, pero una fruta amarga la escupes inmediatamente y
te deja un mal sabor, así son las buenas y las malas acciones.
Depende de cada quién
escoger y decidir cómo quiere ser recordado, pero eso sí, todos dejamos en
quienes nos conocen un buen recuerdo o un mal recuerdo.
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